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Salimos hacia Perú desde Guayaquil, concretamente vamos a Chiclayo, ciudad cerca de la costa en el norte de Perú. Por delante 10 horas de bus, pero en estos paíseslos buses son más confortables que en España. Tienen 2 plantas y en este caso la de abajo con asientos especiales que se tumban 160º y prometen un viaje cómodo.

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Hemos llegado a Chiclayo algo más tarde de lo previsto, vamos a desayunar y nos abordan con varias excursiones posibles, al final para aprovechar el día contratamos una para ver un par de museos y unas huacas (templos) prehispánicas.

Empezamos por el museo de El señor de Sicán, no confundir con Sipán que visitamos más tarde. En este museo se muestra la historia de la civilización Lambayeque, que se desarrolló en los años 700 al 1300 dC. Contiene los objetos encontrados en su tumba, que estaba intacta, en la huaca del Sol. Apareció mucho oro, plata y cobre. Es muy curiosa la manera en que le enterraron en posición fetal hacia abajo, como preparándole para nacer en otro mundo. Fue enterrado junto a dos mujeres y dos niñas. Una de las mujeres estaba enterrada en posición de alumbramiento, cosas de los lambayeques ...

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De aquí partimos al bosque de Pomac, es un bosque seco en el que predomina el algarrobo.

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Uno de los algarrobos tiene un tamaño extraordinario.

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También encontramos unos zopilotes (ellos los llaman gallinazos) que es un ave carroñera similar al buitre ...

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… y un perro de la raza viringo, originaria de Perú y que se caracteriza por no tener pelo nada más que en una especie de cresta.

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También hay una extensa red de canales iniciada por los Lambayeques hace cientos de años y remozada actualmente para aprovechar el agua que viene de las montañas (a decenas de kilómetros) en la época de lluvias.

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En este bosque se encuentra la huaca del Sol donde apareció la tumba del señor de Cipán cuyos tesoros vimos en su museo.

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La huaca está contruída con millones de bloques de adobe, que ahora se ven tremendamente erosionados.

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A continuación nos dirigimos al sitio arqueológico de Túcume, que está lleno de huacas de la civilización Lambayeque. Algunas tienen tamaños colosales, la mayor de ella tiene más de 700 m de longitud. Para poder divisarlas bien subimos a un mirador en el cerro del purgatorio.

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Finalmente nos dirigimos al museo del Señor de Sipán, sin duda la principal atracción.

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En su interior se muestran los tesoros de varias tumbas encontradas en la relativamente lejana huaca Rajada, civilización Mochica. Apareció la tumba del llamado Señor de Sipán, la de un sacerdote contemporáneo, la de otro Señor anterior llamado Viejo Señor de Sipán y las de varios nobles.

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Es un museo realmente interesante, con unos tesoros expuestos impresionantes, pero hay otras dos cosas que llaman la atención. Por un lado la calidad de la descripción global: historia, ubicaciones, descripciones de las piezas y sus usos, por cierto también los otros museos eran de gran calidad descriptiva. Por otro lado, uno se sorprende al ver fotos y reproducciones de lo encontrado, que parece irreversiblemente deteriorado y cómo los arqueólogos consiguen devolver su lustre a la mayor parte de los tesoros y restaurarlos hasta que parecen nuevos. Había unos collares de cuentas con miles de piezas que aparecían dispersas en la tumba y otros muchos elementos. Es admirable la labor de estos profesionales que consiguen dejarlos como si estuvieran recién estrenados. Increíble.

Volvimos a Chiclayo dispuestos a tomar el siguiente bus de 10 horas para alcanzar el siguiente destino ...

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