Bora Bora es un lugar mítico. Aquí dicen que es la isla más bella del mundo, la perla del pacífico. No sabemos si llegará a tanto, pero desde luego es hermosa. Todos dicen que además su lagoon es el mejor. A nosotros nos impresiona, aunque localmente no está muy cuidada. La carretera de circunvalación es la peor que hemos visto en las 6 islas que visitamos en total. El pueblo principal, Vaitapé, tampoco está muy cuidado. Todo ello a pesar de tener muchos Resorts carísimos y que deben dejar un dineral a la isla. No en vano dicen que aquí se inventó el concepto de cabañas o habitaciones montadas sobre pilonas. En casi todos los hoteles rondan por los 1.000 € la noche. Ya las vistas desde el avión y en el trayecto del aeropuerto que está en un Motu hasta la isla principal quedamos prendados.
Nosotros vamos a pasar 5 días y gracias al gran invento que es el couchsurfing y a nuestra nueva amiga Isabelle, que nos acogió con una gran sonrisa en su casa. Además nos ayudó en muchas cosas, como dejándonos su coche para dar la vuelta a la isla. Muchas gracias.
El primer día lo dedicamos a dar la vuelta a la isla. Como en todas las islas nos llama la atención que las cunetas de la carretera, aparte de palmeras, en muchos sitios tengan un césped de primera.
Enseguida llegamos a la playa de Matira, a la que llaman playa pública porque nos imaginamos que las demás serán privadas. Aunque no somos muy playeros, el baño una delicia, aunque el sol picaba una barbaridad.
Seguimos con el rodeo, las imágenes hablan por si solas.
Como remate una puesta de sol espectacular, con las nubes a rayas, supongo que debido a que en el horizonte abundan las nubes con forma de torres que alcanzan grandes alturas.
Hablando de rayas. Al día siguiente nos vamos de snorkel, seguro que veremos alguna. Embarcamos en una lancha para 10 personas y empezamos a rodear la isla.
Finalmente llegamos al canal principal que da acceso al lagoon interior desde el océano. Zona de corrientes, es uno de los lugares de concentración de vida. La costumbre de echarles unas sardinas en este punto hace que enseguida empiecen a llegar pequeños tiburones de aleta de punta negra. Allá vamos.
También llevamos algo de pan para los peces pequeños. Enseguida nos rodearon, también los que no eran pequeños
Seguimos rodeando la isla con sus paisajes, y el capitán nos mostró que además de navegar también sabe cantar.
La segunda parada la hicimos en la zona de las rayas. Auxi triunfó con una de ellas.
El capitán se hacía remolcar y más con otra raya.
Aparte de las rayas había pequeños tiburones punta negra y peces mariposa-
El tercer punto de snorkel era de peces tropicales en general. El quía de otro grupo consiguió que saliera una morena enorme de su cueva y la sujetaba con manos y piernas. Si no lo veo no lo creo.
Luego paseo entre cientos de peces, donde agotamos el poco pan que nos quedaba. Como dicen los políticos ‘un baño de masas’
Alimentar animales salvajes (feeding en su acepción inglesa) es bastante cuestionable y de hecho es algo muy desaconsejado por los naturalistas. La mayoría de incidentes con tiburones están relacionados con el ‘feeding’ y además rompe con el ciclo de vida salvaje, que se supone que es de lo que queremos disfrutar, introduce alimentos que posiblemente no son adecuados para estas especies y altera su comportamiento, como es obvio en las fotos anteriores. Pero también es verdad que esto se da en zonas muy acotadas, ya es algo permanente y cuando estás ahí es irresistible. Quizás debamos abstenernos de repetirlo en otros sitios, tendremos que hacer examen de conciencia.
La última etapa de esta jornada de snorkel nos lleva al Motu Pitu U’u Tai que es una isla mucho más bonita de lo que un nombre tan raro hace suponer Ahí nos tenían preparada una comida exquisita con fruta y verduras que tanto nos cuesta encontrar en estas islas.
Luego nos dimos un bañito en las aguas cristalinas del lagoon, subimos a ver las vistas y nos hicimos amiguitos de un par de ‘troncos’ cuando nos quisimos dar cuenta se había acabado la jornada, que nos parecía que era muy cara (unos 75€ por persona, 9.000 Francos) pero que luego nos pareció que tuvo una excelente relación calidad precio.
Cuando nos quisimos dar cuenta la actividad se había acabado y tomábamos la motora de vuelta a casa
Esta noche quizás la puesta de sol no fue tan espectacular como la anterior, pero la vista de la ciudad en el ocaso y la luna llena que aparece junto a la constelación de Orión nos dejaron llenos de alegría.