Kathmandú es la capital de Nepal y una ciudad de enormes contrastes. Contiene bellos y espectaculares templos, seguramente zonas bonitas y tranquilas que nosotros no alcanzamos a ver y una gran parte ruidosa, contaminada y sucia con unos tremendos atascos de tráfico que más de una vez tuvimos que sufrir. Hemos estado en la ciudad 3 veces, la llegada, la partida y 3 días entre los dos trekkings. Como la mayoría de los visitantes nos hemos alojado en el barrio de Thamel que es una zona comercial y de hoteles de calles estrechas y tráfico escaso debido a la estrechez de sus calles. Este barrio está lleno de alojamientos de todos los precios, restaurantes, agencias de trekking, comercios y sobre todo de muchos turistas. No obstante es un lugar menos ruidoso y contaminado que otras zonas de la ciudad, aunque comparte con ella el caos de lineas eléctricas y de comunicaciones y la falta de diferenciación del sitio para los coches y los peatones.
Es un lugar que me recuerda mucho a la India. Destaca la cantidad de pequeños altares, estupas y templos que están entremezclados con el resto de edificios del barrio.
Aquí las tiendas tienen unas notas de color y olor, cuando se trata de especias, muy característico.
A veces atraen a clientes poco solventes
Fuera de Thamel los atascos de tráfico son, a veces, tremendos. Un día tomamos un taxi para ir a ver la ONG de unos amigos y después de 4 km en los que tardamos casi una hora y media le digimos al taxista que se diera la vuelta porque quedaban casi otros 4. Además nos resultaba sorprendente el poco aprecio que tienen a la limpieza de las calles, incluso las zonas ‘residenciales’ podían estar llenas de basura, no digamos ya las zonas populares. El polvo y el humo en algunos sitios eran asfixiantes.
En fin, en estos aspectos, Katmandhú y Nepal tienen mucho espacio para mejorar. Esto contrasta especialmente con los pueblos en las zonas de trekking, en los que las calles y el entorno en general estaban muy limpios.
Al volar hacia Dubai pudimos apreciar la ciudad desde el aire.
Y también disfrutar de la vista de la parte Oeste del Himalaya Nepalí. Pudimos reconocer el macizo del Manaslu, el de los Anapurnas y el de los Daulaguiris. Puedes hacer click para ampliar las fotos.
En Kathmandú visitamos varios lugares. El primero fue la Estupa de Swayambhunath que es una estupa conocida como el “Monkey Temple”. Ocupa una doble colina cerca de Tamel siendo relativamente extensa y afortunadamente con bastante bosque. Consta de unas estatuas enormes en la parte baja de la colina, un templo en una de las colinas y una estupa en la otra. Empezamos por las estatuas, creemos que cubiertas por una lámina de oro limpio y brillante que supone un gran contraste con la ciudad.
El lugar hace honor a su nombre y encontramos cantidad de monos por todos los sitios.
En la parte alta está la estupa, inicialmente se usaban para guardar reliquias y representan los cinco elementos para los budistas (también para los hinduistas) que son: Tierra, agua, fuego, aire y el éter. Están rematados con un pináculo de 13 escalones que representan las fases del camino a la iluminación. En la base del pináculo, en las estupas de Nepal, se le pintan unos llamativos ojos que representan una mirada de compasión de Buda hacia los seres que sufren.
Aunque el Hinduismo es la principal religión entre los nepalíes, hay mucho budismo, especialmente con los tibetanos que han emigrado a Nepal huyendo de la revolución cultural China. En estos templos se encuentra siempre la presencia de muchos monjes y devotos.
Desde las alturas del templo se divisa la ciudad, aunque sólo parcialmente debido a que era un día lluvioso, y sobre todo por la contaminación de la ciudad.
Como muchos templos de la ciudad, éste también se ha visto afectado seriamente por el terremoto, y después de más de dos años, apenas han avanzado los trabajos de restauración.
Una de las características que destacan de este templo son las largas escaleras de más de 300 escalones que dan acceso directo desde la ciudad hasta la estupa.
Desde el templo tomamos un taxi hacia Durban Square lugar que es Patrimonio de la Humanidad y consta de un conjunto de plazas unidas en la que hay un Palacio Real y múltiples Templos. El acceso a la zona para los turistas vale 10€ pero como el taxi nos dejó en el interior, nos libramos de pagarlo. No nos dio mucho cargo de conciencia, porque estamos seguros de que nada de ese dinero se utiliza en la reconstrucción de la ciudad. La enorme corrupción es uno de los grandes males de este país, como lo es en la mayoría de los países pobres que hemos visitado. En estas plazas quedan muchos templos en pie, pero algunos han caído por completo y muchos presentan daños y aparecen apuntalados. En primer lugar el propio Palacio Real, que es el significado de la palabra Durbar.
En las diferentes plazas nos encontramos con varios templos y monumentos religiosos.
Aunque todavía hay mucha huella de los daños del terremoto y no encontramos ningún edificio que nos pareciera recién restaurado.
Como es frecuente en este país, encontramos personajes coloridos, …
… niños con los ojos pintados, …
… o escenas curiosas como este hombre contando el dinero que, creemos, viene de la limosna de un templo. Nos sorprendió luego ver el dinero sin nadie que lo custodiara de una forma cercana.
Por otro lado en el Hinduismo se adoran dioses con figura humana y con figura animal como Hanuman, el Dios con cara de mono, que es uno de los más poderosos y venerados en esta religión, en la foto aparece con la cara cubierta de un polvo rojo. También vimos otra deidad con cuerpo de cerdo o jabalí. En el Hinduismo hay decenas de miles de dioses.