Langkawi es una isla situada al noroeste de la península Malaya, ya en el límite con Tailandia. Es una isla muy poblada y con gran afluencia de turistas, algunos extranjeros y muchos nacionales, pues es una isla libre de impuestos y por tanto de compra de tabaco, chocolates, alcohol, … Dispone de algunas zonas naturales de gran belleza, pero tanta población y tráfico le quitan una parte importante de su encanto.
Alquilamos una moto para recorrer los diferentes rincones de la isla, esperamos no tener más incidentes. El primer sitio al que acudimos es el monte Machincang en el extremo noroeste de la isla y en el que se ha instalado un telecabina que sube hasta la cumbre, con buenas vistas de la isla, y una zona con tiendas, restaurantes y algunas atracciones en la base. Además se mantiene el bosque original, muy frondoso.
En la parte alta tienen un curioso puente suspendido para pasear en las alturas.
En la parte baja entramos a unas salas de pinturas 3D que pensamos que no nos gustaría, y donde lo pasamos francamente bien.
Enla zona había unas bonitas cascadas y dos especies de monos.
Ese día también nos dio para ver alguna playa y la puesta de sol.
Como aquí las cosas son relativamente baratas nos alquilamos una moto de agua y, precedidos por un guía con otra moto, nos fuimos a recorrer unas islas e islotes del suroeste de Langkawi.
En una de las islas mayores desembarcamos e hicimos un pequeño camino a un lago interior donde vimos un traje de baño ‘largo’ y también algunos monos.
También aprovechamos para dar una vuelta en parasailing. Fotos aéreas con selfie incluido
Y luego la puesta de sol con los paracaídas que no paraban de despegar y aterrizar en la playa.
También impresiona ver como en los paracaídas iba un ‘cliente’ y un guía. El cliente lleva arnés pero el guía no. Simplemente se cuelga de las cuerdas del paracaídas y después de despegar se acomoda en una especie de silla pero sin estar atado en ningún momento.
Apuraban el tiempo hasta que oscurecía. La luna estaba alta y en la playa se echaba la noche encima.
El último día salimos hacia Kuah, que es la capital de la isla. Estuvimos por la zona del puerto, que tiene una gran águila marrón, que es el significado de Langkawi en malayo. También una galería de tiendas de regalos y recuerdos.
En la carretera nos encontramos un policromado templo hindú.
Por último visitamos el Geoparque kárstico de Kilim. Se recorre en una barca que cogimos por los pelos, pues ya estaban cerrando en un barco para nosotros solos con un capitán quinceañero simpatiquísimo.
Primero se visita la cueva de los murciélagos.
Luego unas piscifactorías flotantes, en las que también las rayas comen de la mano.
Luego se visita una laguna en la que se alimenta a las águilas arrojando pescado al agua.
Y finalmente se sale al mar atravesando bosques y karst.
De vuelta a casa encontramos un encuadre curioso.
Y sin darnos cuenta se nos acabaron los días en la isla, mitad visitas y mitad descanso.