Hemos tenido un largo viaje de Costa Rica a Ciudad de Panamá, un taxi y dos autobuses que nos han llevado quince horas y media, ya estamos echando callo de tanto autobús, aunque el que hemos cogido al entrar en Panamá era de lujo.
Y aparte de callo estamos echando también brazos de tanto hacer, deshacer y sobre todo cargar equipaje.
Es nuestra carga, que intentamos reducir al máximo, pero con todo lo que queremos hacer y todos los climas que vamos a atravesar no hemos conseguido aligerarla.
Ciudad de Panamá nos ha sorprendido mucho. Todas las ciudades presentan contrastes, pero esta ciudad es extrema en este aspecto. Diferencia entre riqueza en el centro financiero/comercial y pobreza en barrios que parecen fabelas.
Entre algunas infraestructuras buenas y unos atacos (tranques los llaman ellos) enormes, tanto es así que las calles están llenas de vendedores ambulantes que atienden a los conductores que literalmente pasan horas para ir de un sitio a otro.
Para no hablar del problema del transporte público, que aunque hay muchísimos autobuses, hay que hacer mucha cola para cogerlos, van a tope de gente y sufren los mismos atascos.
Métodos de transporte antiguos como este bus, en el que no se como puede ver el conductor pues sólo hay una pequeña franja de parabrisas transparente.
Y el moderno metro que ya tiene una línea y están construyendo la segunda.
Ciudad en restauración en la que conviven lo viejo y lo nuevo.
El único sitio en el que hemos visto una escavadora dentro de una Catedral.
País con infraestructuras como el canal, puertos, aeropuerto, enormes puentes y modernos edificios como un museo diseñado por Frank Gehry, el autor del Gugghenhein de Bilbao, o una gran estación de autobuses, de la que sólo se ve una parte.
Con barrios deprimidos de los que no tomé fotografías.
Una ciudad que nos sorprendió mucho y en la que pasamos 5 días. Inicialmente nos alojamos en nuestra primara casa Airbnb, estaba cerca del aeropuerto y algo lejos del centro, pero que con los atascos enormes quedaba muy lejoooos del centro. Eso es lo que nos decidió, después de unas ida y vuelta lentísimas, a alquilar una moto en un día lluvioso, pero es que estábamos desesperados. Luego la suerte nos sonrió y tuvimos buen tiempo y poca lluvia
Por cierto la moto la alquilamos en Racing Factory 507 que es un negocio montado por Jorge, Colombiano que ha vivido en Valencia muchos años y que nos alquiló una moto prácticamente nueva, así como el cascos y accesorios muy limpios. Su principal negocio es el de las motos de carreras y accesorios, pero el alquiler lo hace muy bien.
También decidimos cambiarnos a un hotel que era un lujazo para los hoteles que habíamos tenido en la últimas semanas y que aunque eran 65$, que son muchos dólares para nuestro presupuesto habitual, nos permitió pasar tres días climatizados, con internet razonablemente bueno y piscina en la terraza. Estuvimos en el Hotel Best Western Zen pero en mostrador no nos podían hacer los precios que si conseguíamos a través de booking.com.
Aunque la piscina me supuso una otitis que todavía arrastro, es la cara B del lujo
En fin, una ciudad que sorprende …
… por sus muchas caras.
La primera visita fue al casco antiguo. Hay una parte anterior que llaman la ciudad antigua, y que fue la primera fundada por los españoles. De ella sólo quedan ruinas y fue abandonada tras un sangriento ataque pirata. Se pasó al actual casco antiguo que era más fácilmente fortificable en una pequeña península. A la hora de diseñar nuevas infraestructuras, decidieron no eliminar edificios de esta parte de la ciudad y construyeron alrededor una vía de tres carriles en cada sentido a la que llaman la cinta costera.
El casco está siendo restaurado en muchos puntos. El resultado es muy agradable.
Nos sorprendió la iglesia de San Francisco que se reconstruyó a principios del siglo XX formando un conjunto armonioso, además tenía ¡aire acondicionado! en el interior y unos mármoles que nos gustaron mucho.
Encontramos indios Kunas con sus atavíos por la ciudad y con puestos donde mostraban sus bordados que están realmente muy trabajados.
Una exposición callejera con reproducciones de cuadros del museo del prado.
Puestos de frutas y otras cosas por la calle y rincones que nos llamaron la atención.